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México frente a la integración global
Angélica Tacuba Santos
Licenciada en Economía y actualmente realiza estudios de maestría
Introducción
Sigue siendo tan cierto como antes que México ocupa un lugar privilegiado en el planeta; que la riqueza natural que lo caracteriza es la expresión de un país con una potencialidad adormecida. Nuestra nación es rica en todo, tanto, que intelectuales, políticos y poetas han enaltecido sus virtudes por demás visibles. La esperanza en la fulguración del destino de México esta sustentada en estos elementos reales desde antaño descubiertos por quienes hicieron de esta tierra parte suya. Tomemos en consideración que la historia de nuestra nación no ha sido fácil; el proceso hacia el desarrollo esta limitado a diversidad de hechos nacionales y mundiales, de tal forma que el progreso no depende única y exclusivamente de decisiones del gobierno local, aunque éste siga teniendo el compromiso de impulsarlo.
En el mundo de nuestros días, la variedad de transformaciones apremian a México a avanzar rápidamente al son de tales cambios: comercio libre, innovación técnica, formación de capital humano, eficaz integración de cadenas industriales, investigación científica, formación de capital fijo, modernización de los transportes, en fin, una reorganización mundial que no esta sujeta a la voluntad de los países y que se impone sin más remedio. Se le llama globalización.
Naturalmente, se afirma que la integración a esta espiral es la condición sine qua non para alcanzar y fortalecer el crecimiento interno, que no hay más que seguir para un México esperanzado en el desarrollo de su gente. Nuestra sociedad es tal como la hacemos. Si el espacio nacional no ha dado solución satisfactoria a demandas indispensables para la meta a alcanzar, no es racional afianzarse a un ambiente global impredecible y volátil.
Si el mundo tiene respuestas para México, seguramente son aquellas que ponen al desnudo nuestras deficiencias y limitaciones para competir eficazmente con el exterior; por lo que no hay porque esperar, como se piensa comúnmente, que la lógica sea inversa. Es decir, que las soluciones que no se han trabajado internamente, esperemos que sean dadas desde afuera.
La realidad es bien distinta. No basta con tener una balanza comercial superavitaria que sugiera un incremento en el comercio mundial, si la mayor parte de lo que se exporta tiene excesivos componentes de materias primas importadas. La búsqueda pues, de respuestas globales por nuestro país esta al interior de sus fronteras y no fuera de ellas.
Es razonable ante el panorama brevemente descrito que México debe redefinir su rol en la globalización y posicionarse ventajosamente en mercados donde la competencia es voraz e insensible. No debe caerse en la falacia de creer que por el simple hecho de intercambiar mercancías y capitales con otros países se es parte de la globalidad. Es radicalmente diferente participar en ella a estar integrado en ella; se puede participar en, sin ser parte de. La alternativa única para integrarse es en términos muy generales, una política exageradamente activa.
He podido constatar de diversas fuentes que el reto de mi país para estar dentro de la globalización es enorme…sin embargo no es imposible configurar un futuro promisorio si desde su propia trinchera, cada miembro de la sociedad mexicana aporta su inteligencia para alcanzarlo.
La búsqueda de respuestas globales
El uso creciente del término globalización me obliga (y creo que ustedes también) a preguntarme: ¿Qué es la globalización? Existen diferentes doctrinas y teorías que la definen de acuerdo a su particular visión. No me interesa por el momento defender alguna de ellas o identificarme con las aspiraciones que persiguen ya que no es el objetivo del trabajo. Busco tener una definición prudente del concepto valorando la diversidad de su significado y evaluar los alcances que México ha tenido en el proceso. No descarto asumir una actitud crítica cuando así lo considere oportuno.
La respuesta resumida parece estar en la frase de Zaki Laidi. En lo personal, es una de las que me parece más prudente y acertada, porque alejada de la censura sin fundamentos lleva implícito el recordarnos la dinámica del mundo como uno de sus rasgos históricos y porque invita a actuar en consecuencia. En efecto, la globalización es un proceso cambiante cuyas etapas se hacen cada vez más cortas y no sabemos ni esta a nuestro alcance saber cual será el final de este camino. Quien proclamo el “fin de la historia” con la caída del socialismo soviético postulo el más grande error: la historia del mundo sigue y no hay poder humano que la detenga.
Sobrevivir en un planeta así, es un desafío. La competencia como su motor obliga a una carrera descarnada por ocupar los mejores lugares; desde el individuo que busca un empleo, hasta la nación que aspira ser una potencia.
La globalización no es una ficción, es un suceso real; la ficción viene cuando un país cree ser parte de ella sin serlo, cuando la pasividad para actuar se toma como la ‘mejor’ alternativa generando costos que no son cuantificables en dinero
Zaki Laidi explica que no hay una definición canónica de ésta –la globalización -; no hay definiciones satisfactorias en la medida que una definición cerrada tiende a mutilarle las significaciones, mientras que una abierta corre el riesgo de diluirlas. Por tanto, la globalización se define como un movimiento planetario en que las sociedades renegocian su relación con el espacio y el tiempo por medio de concatenaciones que ponen en acción una proximidad planetaria bajo su forma territorial (fin de la geografía); simbólica (la pertenencia a un mismo mundo), y temporal (la simultaneidad). Este momento común a todas las sociedades no implica ningún acuerdo sobre la misma visión del mundo.
La fascinación se encuentra en la universalización de los particularismos.
Desde luego, un mundo global, no es sinónimo de un mundo homogéneo. Si algo ha impulsado los rápidos cambios son las diferencias entre naciones. Cada una de ellas desde su propia realidad histórica emprende la lucha por ganar y se induce la interconexión de actividades mundiales a través del comercio y las finanzas con mayor fuerza en los últimos años deseando cada país escalar a favor suyo en la espiral globalizadora, ya exportando más, ya buscando paraísos fiscales para la inversión. Se trata de ganar a la competencia que representan los otros países alimentada por su dotación diferenciada de factores (capital humano, físico y técnico).
La dimensión económica respecto a la globalización esta centrada en un hecho muy superficial como es el comercio. Se cree que un país que registra una balanza comercial favorable esta verdaderamente integrado en la globalización o que la firma de tratados comerciales en aumento es igual a modernización.
Destaco esta visión economicista porque el enfoque financiero es notable cuando se habla del fenómeno global, aunque este análisis es valido en el terreno de la Economía, su concepción es muy miope y de corto alcance por lo siguiente.
Primero, según organismos internacionales como la ONU y la Organización Social sobre la Dimensión Social de la Globalización, al valorar la intensidad del proceso globalizador se deben tomar en cuenta aspectos como la integración humana y la expansión del uso efectivo de las tecnologías de la información y las telecomunicaciones. El racismo y la persecución impiden la convivencia entre la mayoría de los países y hay escasa diseminación de tecnologías entre la población. En estos dos rubros el fracaso es claro.
Segundo, cuando no hay encadenamiento industrial y las mercancías comercializadas son posibles gracias a insumos importados no producidos en el mercado nacional, el impacto que un país recoge del gran comercio no es significativo.
El aspecto temporal (o la simultaneidad) de la globalidad se apoya en los adelantos tecnológicos que facilitan la transmisión de información al momento y con una rapidez increíble fruto de la inteligencia humana con raíces positivistas. Se acortan las distancias, no hay obstáculos al fluir de la noticia, las barreras geográficas se diluyen, siguiendo a Zaki Laidi, nos invade la sensación de que pertenecemos a un mismo mundo.
La revisión conceptual de la globalización, desde mi opinion arroja una doble interpretación. Por un lado supone una interconexión más estrecha entre países y por otro la exclusión entre naciones y personas por la competencia; adicional a esto los pendientes en la expansión de tecnologías y la integración social. Como dice Stiglitz:
“El mundo es complicado. Cada grupo social se centra en la sección de la realidad que más le afecta. Los trabajadores atienden al empleo y salarios, los financieros a los tipos de interés y los cobros. […] No podemos anular la globalización; esta aquí para quedarse. La cuestión es como hacerla funcionar”.
Pero además, como dijimos, la globalización no es únicamente comercio, es un asunto complejo y cargado de emociones como dice Paúl Krugman. El aspecto de la cultura es relevante aquí debido a que en muchas sociedades se ha fortalecido la actitud defensiva hacia la globalización a la que se identifica con un movimiento arrasador de culturas locales para imponer una sola que es la “norteamericanización”. La penetración de costumbres consideradas ajenas a un espacio conduce a un celo cultural que es justificable cuando los pueblos sienten amenazados sus valores ancestrales, históricos y familiares.
No hay mejor solución que integrarse al proceso con una cultura propia y definida basada en el orgullo nacional. Pero es preciso para esto, que desde el interior de cada país se elimine de tajo todo racismo e indiferencia y que se reconozca que la mejor unidad es la que esta basada en la diversidad. En otras palabras es indispensable la fortaleza interna para afrontar los desafíos del exterior…no hay otra alternativa.
La globalización es un hecho, no obstante se vuelve un espejismo, una visión engañosa cuando hay conciencia de que existe, pero no se actúa al son de su dinámica. Muchos gobiernos se quejan de los efectos adversos que este movimiento ha traído a sus países, algunos otros han logrado a la par de la queja, emprender la lucha por ser parte de la globalidad y hallar las respuestas que buscan en su propia riqueza natural y humana.
Creo que es una postura mesurada el saber que la globalización no es una fuente exclusiva de beneficios para la humanidad, ni tampoco es responsable de todas las consecuencias perversas que se le adjudican. Lo sensato es verla como un algo que existe y que su propia racionalidad excluyente empujada por la competencia, puede ser aún más perniciosa si no existe una política activa en cada nación.
Los veloces cambios incitan a tomar acciones plenamente razonadas, de lo contrario, los costos de decisiones apresuradas se pagan caro: inestabilidad con reclamo social e incertidumbre económica. Uno de los más deleznables tropiezos de un país es firmar apresurada e indiscriminadamente tratados comerciales con el afán de sentirse en la globalización o bajo la falsa comprensión de “inversión extranjera” privatizar su patrimonio nacional vendiendo empresas estratégicas. Son actos que tarde o temprano serán demandados por una población enardecida que fortalece con esto su visión de rechazo al fenómeno global y de ineptitud e insensibilidad hacia los representantes populares.
El proceso globalizador avanza con indiscutible desigualdad: países triunfantes y países espectadores, cada uno absorbe lo correspondiente a su actuación y muchas veces frutos ajenos que recrudecen la realidad social. Las reacciones se aglutinan en movimientos opositores abanderando cada uno distintas preocupaciones: perdida del patrimonio cultural tradicional, insuficientes empleos con salarios bajos, marginación y pobreza, deterioro del medio ambiente, imposición de políticas contrarias al interés de una nación. La globalización sigue su marcha.
“No podemos revertir la globalización. Nuestro reto es hacer de la globalización un instrumento de oportunidad e inclusión, no de temor e inseguridad. La globalización debe trabajar para todos”
Es preciso entonces que cada país en la búsqueda de respuestas globales, inicie por reconocer que no puede escapar a la globalización. Compredido esto, volver los ojos a su interior y despertar todo su poderío adormecido, dinamizando en primer lugar a su gente que en un mundo global representa el capital humano, exigiendo el respeto y la conservación constante del medio ambiente que será su riqueza natural e invirtiendo recursos en la investigación científica y el desarrollo tecnológico que será su capital técnico; estos tres aspectos son el soporte para integrarse exitosamente a la globalidad. Las respuestas están al interior de nuestras fronteras.
“Con suficientes oportunidades sociales, los individuos pueden configurar en realidad su propio destino y ayudarse mutuamente. No tienen por qué concebirse como receptores pasivos de las prestaciones de ingeniosos programas de desarrollo. Existen, de hecho, poderosas razones para reconocer el papel positivo que desempeña la agencia libre y viable, e incluso la impaciencia constructiva.”
Confiarse en las manos de la globalidad no es conveniente por la volatilidad e incertidumbre de la misma, no sabemos lo que el futuro depara para nosotros, es conveniente forjarlo desde el presente y el hoy; sembrar ahora para cosechar mañana. No existe mayor aspiración de un pueblo que el erradicar el hambre: la miseria y la pobreza propagan lo contrario ofendiendo la dignidad humana.
Cada miembro de una sociedad anhela lo mejor para él y los suyos. La censura a la globalización disminuiría si cada individuo disfrutara de los satisfactores necesarios para vivir.
El avance de una sociedad se hará efectivo en el exterior sí y solo sí las soluciones se buscan y se encuentran dentro de sus limites, porque nuestra sociedad es y será como la hacemos.
Rediseñar el rol de México en la globalización
Alguien dijo en una ocasión “No hay globalidad que funcione sin localidad que sirva”. México no es una localidad sino una nación…una gran nación con una humanidad solidaria probada entre los mexicanos y la sociedad mundial. Nuestro país posee las herramientas requeridas para integrase a la globalización exitosamente, solo habría que pulirlas y mejorarlas sustancialmente.
Hasta el momento México ha jugado un papel pasivo y de espectador. Solo ha sido testigo ocular de los avances y adelantos de otros padeciendo o disfrutando de los mismos pero sin actuar. Ser parte de la globalización exige toda una revolución interna en los sectores social e industrial, atender las insuficiencias estructurales, así como fomentar la voluntad laboriosa de todos los frentes sociales para insertar a nuestro país en la espiral global.
En educación que es una herramienta para desarrollar las facultades físicas, intelectuales y morales del ser humano existen pendientes que deben atenderse de inmediato. Educar es dirigir, enseñar, guiar y perfeccionar a la materia humana para hacerla productiva y competitiva. Países como la India han invertido en la formación de recursos humanos haciendo que la mano de obra hindú sea una de las más eficaces en el terreno de la informática y que empresas extranjeras contemplen dentro de su plantilla laboral a trabajadores de esta nacionalidad seguros de su efectividad. El gasto en capital humano -término que se ha puesto de moda con gran fuerza últimamente- no es un desperdicio, al contrario es una inversión.
La gráfica 1 muestra para México que el gasto gubernamental en educación como porcentaje del producto interno bruto, no ha tenido incrementos significativos en más de una década; en otras palabras, en dieciséis años en términos redondos el gasto se ha movido raquíticamente entre tres y cinco por ciento. El insuficiente financiamiento que recibe el terreno educativo se refleja en falta de infraestructura (aulas, mesas, butacas, pizarrones y un elemento de suma importancia: computadoras) y arrastra otros efectos como la baja eficiencia terminal, escasa capacitación a los docentes y lo más interesante: la baja calificación de los mexicanos para reactivar la planta industrial interna y para ser competitivos en el mundo.
GRAFICA 1
![](Gráfico1.JPG)
Fuente: Secretaría de Educación Pública. http://www.sep.gob.mx
Con esta deficiencia no es posible enfrentar a países con mano de obra altamente cualificada y experta en el desarrollo científico – tecnológico. Si una de las razones de la baja inversión es la carencia de dinero en el gobierno, urge una reforma fiscal sustentada en la ampliación de la base tributaria y el replanteamiento de los regimenes especiales de exención impositiva; es imprescindible combatir la evasión y la elusión creando a la par de esto la confianza en la ciudadanía de que cada impuesto será transparentemente utilizado con el fin de erradicar la hostilidad a tal reforma, pues actualmente se ha contaminado con nociones ideológicas acrecentando su rechazo y minando con mayor ahínco las finanzas públicas. Una recaudación progresiva finamente planificada es parte de la solución a este asunto permitiendo como uno de sus mayores logros que el índice nacional de analfabetismo siga su tendencia decreciente como muestra la gráfica 2.
GRAFICA 2
![](Gráfico2.JPG)
Fuente: Secretaría de Educación Pública. http://www.sep.gob.mx
El triunfo de México en la globalización estará respaldado por la preparación, formación y capacitación permanente de su capital humano, pues, éstos constituyen un potencial cuyo aprovechamiento posicionará a nuestro país en mejores escenarios mundiales.
El siguiente elemento importante es la inversión en ciencia y tecnología. El impulso que demanda este factor en una nación es de dimensiones grandes, toda vez que su desarrollo conduce a beneficios como la mejora real de los procesos productivos aumentando la competitividad: la capacidad de competir favorablemente con mejores precios y calidad en el mercado internacional.
“Por ello es importante que en cada país se dé prioridad a las políticas que impulsen la competitividad y la productividad de las empresas y las personas. Es por medio de una mayor competitividad como es posible obtener una mayor participación en los mercados internacionales y generar más empleos.
Por otra parte, la mayor productividad es el medio más factible para alcanzar mayores salarios reales de manera sostenible y permanente. Sin mayor productividad y competitividad existe el alto riesgo de que la globalización traiga más costos que beneficios para la sociedad.”
Los indicadores para México demuestran que los recursos monetarios destinados a ciencia y tecnología, al igual que en educación, son escasos al no representar ni el uno por ciento del producto interno bruto, mientras que sus principales socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, invierten entre el dos y tres por ciento como se observa en la grafica 3. El reflejo de esta deficiencia se manifiesta en la creciente cantidad de insumos importados para fabricar mercancías nacionales. No existe eslabonamiento industrial y nuestros productos poseen un bajo valor agregado; la dependencia de materias primas externas nos hace más vulnerables a la escasez y los movimientos volátiles de los precios. El Tratado de Libre Comercio firmado en 1994 por México, Canadá y Estados Unidos como parte del movimiento globalizador favoreció la creación de un área de comercio libre que incrementó el flujo de mercancías entre los tres países. Sin embargo con la notable diferencia en el poderío tecnológico, México enfrenta una desventaja y un reto monumental al equipararse a sus socios.
GRAFICA 3
![](Gráfico3.JPG)
Fuente: Estimaciones del CONACYT http://www.conacyt.mx
La ausencia de una política comprometida con el desarrollo del país en cuanto a tecnología se refiere, influye negativamente en la formación de investigadores científicos que México presenta anualmente comparado de nueva cuenta con los vecinos del norte. Otros elementos se añaden a esta dura realidad.
Al ser las condiciones laborales poco favorables (salarios bajos) para el mexicano, los incentivos para dedicarse a la ciencia son casi nulos; se fomenta la fuga de cerebros y el círculo vicioso se cierra desfavorablemente para México estancándolo en el atraso por más tiempo y retardando su integración exitosa a la globalización.
TABLA 1
INVESTIGADORES EQUIVALENTE A TIEMPO COMPLETO |
|
México |
E. U. |
Canadá |
1993 |
14,103 |
1,013,772 |
75,490 |
1994 |
17,061 |
n.d |
85,900 |
1995 |
19,434 |
1,035,995 |
87,380 |
1996 |
19,894 |
n.d |
90,490 |
1997 |
21,417 |
1,159,908 |
93,210 |
1998 |
20,832 |
n.d |
95,250 |
1999 |
21,879 |
1,260,920 |
98,813 |
2000 |
22,228 |
1,289,262 |
108,492 |
2001 |
23,473 |
1,320,096 |
114,957 |
2002 |
31,132 |
1,334,628 |
112,624 |
2003 |
33,484 |
|
|
2004 |
33,907 |
|
|
Fuente: Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE): www.oecd.org
Las estimaciones para México son del CONACYT: http://www.conacyt.mx
Las respuestas a los pendientes en ciencia, tecnología y educación están en nuestros límites geográficos; los datos son contundentes así como invitan a actuar, de tal manera que la pasividad y expectación como medidas adoptadas hasta ahora, sean erradicadas y cambiadas por otras basadas en la planeación activa. Ser parte de la globalización requiere del trabajo arduo en estos rubros. Es el momento, el aquí y el ahora cuando hay que actuar porque el tiempo y la velocidad de los cambios no perdonan retardos ni falta de voluntades.
En esta lógica la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) ha recomendado al gobierno de Felipe Calderón canalizar mayores recursos a inversión y desarrollo tecnológico, así como apoyar la creación de más micro, pequeñas y medianas empresas. Es fundamental una estrategia de escalamiento, donde las empresas micro se conviertan en pequeñas, éstas en medianas, y las últimas en grandes para fortalecer el mercado interno y competir eficazmente en el externo.
GRAFICA 4
![](Gráfico4.JPG)
Fuente: Sexto informe de gobierno de Vicente Fox
Los esfuerzos en el fomento a las microempresas no han cesado, (particularmente visibles en el sexenio de Vicente Fox) como lo registra la Secretaría de Economía en el periodo 2001-2005. El número de microcréditos aumento 22 veces, no obstante, la apertura de nuevos micronegocios no tiene el impacto esperado ya que de estos solo sobreviven pocos en el mercado haciendo imposible el escalamiento industrial; el 99% de nuestras empresas se mantienen en el rango de pequeñas y medianas mientras las grandes solo representan el uno por ciento del total. Éstas últimas son por tanto las que logran globalizarse.
Respecto a la cultura, si ésta se entiende como un patrimonio único, una riqueza que no tiene símil en ninguna parte del planeta, entonces pese a las diferencias que cada país posea se valorará la importancia de mantener, respetar y apoyar sus propias características nacionales y herencias culturales. La visualización que muchos pueblos tienen sobre la globalización no debe significar el sacrificio de culturas autóctonas.
Es comprensible y quizá muchos adviertan que no es que un país libremente elija cambiar su cultura, sino que la fuerza global empuja a adoptar costumbres y tradiciones que arrasan con una cultura nacional. Pero aún esta tendencia inexorable puede ser retenida si existe decisión firme de defender pacifica y silenciosamente lo que consideramos muy nuestro. La corriente a nuestro favor será más fuerte si los retos educativo, científico y tecnológico en México empiezan a conquistarse.
“Buscamos una globalización con una dimensión social, que preserve los valores humanos y mejore el bienestar de la gente en términos de libertad, prosperidad y seguridad. Los hombres y mujeres juzgan a la globalización en función de las oportunidades que les ofrece para encontrar un trabajo decente, para satisfacer sus necesidades esenciales, como son la comida, el agua, la sanidad, la educación y la vivienda, y para crear un entorno adecuado para vivir. Sin esta dimensión social, muchos continuarán percibiendo la globalización como una nueva variante de las formas de dominio y explotación anteriores.”
Valorar los alcances de la globalización en México, o más bien, los alcances de México en la globalización es una tarea obligada si existe la determinación de trasformar radicalmente el papel de nuestra nación en el ambiente global una vez que las respuestas ansiosamente buscadas fuera de espacio mexicano se han encontrado al interior del mismo. No se puede cambiar algo de lo que no se tiene conciencia.
Caer en el espejismo de la integración global es fácil. La ilusión engañosa empujó a México a abrirse indiscriminadamente desde hace dos décadas al comercio mundial sin razonar sobre las consecuencias de la competencia foránea sobre la apenas industria infantil que poseíamos y sobre las deficiencias que arrastramos en sectores de los que hemos hablado ya. Esa es la razón por la que hoy experimentamos la ‘paradoja de la competitividad’: somos uno de los países más abiertos, pero de los menos competitivos del mundo. Un sin número de tratados comerciales se han firmado con varios países y regiones económicas; destaca el de Estados Unidos - Canadá en 1994 y con la Unión Europea en 1997. Ahora no solo es competir con los de afuera, sino con las empresas globales arraigadas dentro del territorio mexicano.
El ritmo de la innovación, junto con la globalización de la inversión y de la producción crece con el apoyo de las tecnologías de la información dando paso al genio colectivo: la mentefactura. En la era de la mentefactura –según Rene Villarreal - , el capital intelectual es un impulsor del nuevo sistema económico global. La formación de capital intelectual ocurre cuando se logra transformar la información en conocimiento aplicado a la innovación productiva que permita elevar la competitividad de empresas y países. En consecuencia, rediseñar el rol de México en la globalización es pasar de un paradigma tradicional a otro nuevo como lo plantea Villarreal.
TABLA 2
Paradigma tradicional |
Nuevo Paradigma |
Mano de obra barata
Manufactura
Producción masiva estandarizada
(más producción)
Competitividad basada en costos unitarios bajos |
Mano de obra productiva y creativa
(capital intelectual)
Men
tefactura
Producción masiva
Competitividad basada en la capacidad y velocidad para aprender e innovar más rápido que la competencia |
Al igual que don Jesús Silva Herzog, me sumo al escuadrón de quienes creen en la fulguración del destino de nuestro país. En los albores del siglo XXI México se enfrenta a un gran reto que estoy convencida puede superar en un planeta de cambios vertiginosos; a partir de bases ya abordadas en líneas anteriores la globalización puede y debe ser un medio al servicio de la sociedad mexicana.
Conclusiones
La globalización como en repetidas ocasiones lo han analizado los especialistas, no es reversible al menos en el presente inmediato como se observa; su característica más sobresaliente es la de ser un proceso de dimensiones históricas aun no comprendidas en su totalidad. Por ello, más que oponerse a su tendencia, un país debe poner en acción su integración.
Esta es la premisa que sustenta el presente ensayo. Como mexicana joven y desde mi propia opinión es el mejor camino a tomarse por nuestro país; no conozco alternativa más viable que la riqueza que posee sea eficazmente aprovechada para su beneficio en un mundo que demanda una política activa para ser parte de él. Las respuestas globales no nos serán dadas por la globalización como tal, vuelvo a insistir: están dentro de México y desde allí es de donde tienen que apuntalarse para cambiar el rol pasivo del que hemos sido testigos no ha traído ventajas loables.
Ser parte real de la globalidad y no únicamente “creer” estar en ella, es el reto y la tarea más urgente a atender por todos y cada uno de los sectores de la sociedad mexicana. Cierto, la dirección inteligente del Gobierno es indispensable en todo momento en áreas clave como educación y tecnología para subirse al tren global porque la velocidad de éste es imperceptible, sin embargo, avanza imponentemente segundo a segundo. No deseamos ver que la gran maquina corrió ya miles de kilómetros y que México ni siquiera llega a la estación. El liderazgo empresarial ha sido más eficiente en su tarea de insertarse a la hipercompetencia por la misma presión de los mercados, de tal manera que en México contamos con empresas (escasas) que han sido exitosas en los mercados internacionales. Reconozcamos que la solidez de la sociedad y economía mexicana deberá sustentarse en la actitud innovadora de la industria nacional para participar de los beneficios de la globalización sin arriesgarlo todo. Además, el respeto por la cultura tendrá que fortalecerse empezando por nosotros mismos, por los que la naturaleza permitió nacer mexicanos. No puede denunciarse el atropello y el avasallamiento de afuera si desde dentro se promueve cínicamente.
México frente al espejismo de la integración global es un llamado de alerta y un desafío retador que bien puede pasar desapercibido, pero que no obstante me ha brindado la satisfacción de expresar decididamente lo que pienso de mi país y arraigar la esperanza de que un destino mejor puede construirse. De nuevo, sí nuestra sociedad es como la hacemos, la globalización será lo que México haga de ella. La ‘paradoja de la competitividad’ tiene que superarse con un enfoque de competitividad sistémica que se enfrente a la globalización con eficacia. El peor error de México ha sido creer que nada a favor de la historia, cuando no es así.
El objetivo que motivo estas líneas fue la no censura al movimiento globalizador, más bien, el reconocerlo como un suceso real cuya fuerza se impone crecientemente a lo largo del tiempo. Expreso mi más sincero respeto a quienes desde un enfoque distinto plantean su total abolición basados en una concepción teórica determinada y reconozco que sus planteamientos se mueven en un universo plural de ideas que encuentran aceptación y un campo de análisis fértil con postulados valiosos. Hago votos por la existencia sin límites de la libertad de pensamiento y expresión en nuestra potencial nación.
Bibliografía
Vease Laidi, Zaki. “Un mundo sin sentido”. FCE, 1997.
Stiglitz Joseph, “El malestar en la globalización”. Edit. Taurus,
Sen, Amartya. “Desarrollo y Libertad”. Edit.Planeta. p. 28
Villarreal Rene y de Villarreal Rocío. “México competitivo 2020. Un modelo de competitividad sistémica para el desarrollo”. Edit. Océano.
Sexto informe de gobierno de Vicente Fox
El financiero, varias fechas
www.oecd.org
http://www.conacyt.mx
http://www.sep.gob.mx
http://www.conacyt.mx
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