La política es el canal universal por medio del cual funciona toda sociedad y su evolución cultural, económica y social, en el tiempo, es el espejo de su historia y sistema político.
La figura de partido político en México y los Países Latinoamericanos, dista mucho de lo que en el mundo moderno representan los partidos políticos en países civilizados; son organizaciones llenas de vicios y corrupción. Partidos y actores políticos hacen de los sistemas políticos en Latinoamérica, suponen ser canales de expresión de demandas de los ciudadanos para trabajar un mejor mañana.
En el mundo civilizado un partido político es una ASOCIACION VOLUNTARIA de ciudadanos que comparten una misma doctrina política de gobierno para determinada finalidad, su principal objetivo es acceder al poder, por medio de las elecciones, vía única para trabajar por los pueblos.
La política, en mi criterio, da vida a esa figura jurídica del Estado, es el acto práctico de gobierno; es una disciplina moral, por excelencia multidisciplinaria.
Cultura, política, economía y moral, confluyen a un fin único, bienestar de todos y cada uno de los ciudadanos, bienestar expresado, materialmente, en el indicador por excelencia, nivel de ingreso per cápita. Engañan quienes piensan que lo económico por sí, es lo que va a rescatar a los países latinoamericanos de su atraso.
Los pueblos de países súper industrializados, líderes del mundo, gozan de auténticos regímenes democráticos y de los más altos ingresos per cápita, condición que les permiten niveles de vida y cultura muy superiores al miserable per cápita de los latinoamericanos.
En América Latina lo que se ha conocido como partidos políticos son agrupaciones que nacen y se fortalecen alrededor del gobierno de turno y del Presupuesto de Gastos de la República, los más nombrados, y además, de grupúsculos parásitos que nacieron como minorías y hoy forman parte de un llamado pluralismo, oportunistas que no ganan posiciones por esfuerzo político propio, sino con intrigas sucias, es nuestra cruda verdad a la fecha. En esas agrupaciones dirigentes y cortesanos viven metidos en el mismo costal como víboras venenosas mordiéndose entre sí, no importan los serios problemas del país.
Gobierno y Presupuesto continúan siendo principal trampolín o base de lanzamiento de agrupaciones políticas, descarado tráfico de influencias, abierta corrupción, son algunas de las características de los gobiernos.
En eso del combate a la corrupción sigo escéptico, más revanchismo que rigor institucional, y en especial, los burócratas más beligerantes en las denuncias y medios, solo se dan aspirinas en cada cambio de administración en la mayoría de los gobiernos, algunos ejemplos de cobranzas de cuentas de los enemigos políticos en turno, en México existen varios ejemplos.
Me pregunto, ¿podrían ser confiables para un cambio radical del sistema político, condición sine qua non para comenzar a salir del atraso y apoyar a miles de mexicanos que viven bajo la línea de pobreza?
Imperturbables presencian hoy, cómo burócratas buitres caen y se reparten los Presupuestos de Gastos de México, gobierno central y gobernaturas, a lo que se suman privilegios, prebendas, mientras hambre y falta de salud torturan vidas de muchos.
Pero no se trata de echar culpas, simplemente, soy consciente que la transformación del sistema político es compleja, arrastra corrupción de muchos años y exige acción de varias generaciones futuras, porque el político no se improvisa, y las «personalidades o notables» metidos a políticos, son un fracaso.
Los pueblos atrasados no entienden de teorías, ideologías, filosofías, sus necesidades son muy precisas y quieren solución ayer, y solo a través de la política se puede lograr la formación y el bienestar del ser humano.
No injuria, no ultraja ser político, en mi criterio, el quid está en las calidades de las personas: capacidad, probidad, valores morales, paciencia, espíritu de servicio, habilidad en asuntos de gobierno y negocios de Estado.
Lo que corresponde es rescatar el juego político tal como lo han logrado países civilizados. El mundo del auténtico político es el mundo de entrega para servir a la sociedad, en su ejercicio no hay tiempo para negocios propios o de amigos.
Ya se comienza a hablar de próximos procesos electorales, sin que partidos ni sistema político muestren cambio alguno en su tradicionalismo. El pueblo siempre manos arriba, y para colmo lo presionan a votar, privándole de su libertad de votar o no votar.
Frente a ese panorama, lo más lógico sería la abstención si en verdad el ciudadano goza de libertad, sería un voto castigo o que da lo mismo sea Juan o Pedro, siempre será más de lo mismo.
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